SEMBLANZA DE UN FOTOGRAFO AL TRASLUZ DEL LENTE LATENTE

Crónica de un silente destello del mi lente latente…volver a tomar una cámara, fue como volver  a respirar y sentir esa adrenalina fluir por mi sangre. Volver a sentirme vivo y poder graficar la represión, testimoniar a través de mi lente las movilizaciones, la lucha por cambiar y demandar justicia a este Estado chileno represor…

Fue en el marco del acto en el teatro Caupolicán a dictador Pinochet, en que volví a encontrarme con mi identidad de fotógrafo comprometido con la historia…

La profesión de un fotógrafo se aprende en las calles, más allá de toda técnica y formación académica…no estoy  diciendo que los institutos de fotografía no sea necesarios, todo lo contrario son parte de un complemento de todo fotógrafo.

En el contexto de las movilizaciones estudiantiles, salieron a las calles cientos de nuevos fotógrafos y otros retomaban sus sueños de niñez y comenzaban a concretar sus anhelos de fotógrafos, con el paradigma de lo que fuese AFI en los 80.

Sentí esa necesidad de retomar el trabajo de reportero gráfico a captar esa realidad latente.  

Los capuchas el fiel reflejo de ese Chile postergado y estigmatizado, una realidad de jóvenes marginados de los supuestos beneficios de esta sociedad de mercado. No podía dejarme de sentir plenamente identificado con esos “huachos”

Es en ese escenario que aparecen grupos de observadores de derechos humanos, comienzan a verse por las calles un desfiles de cascos que corren detrás  de los detenidos preguntando “dame tu nombre???” en principio parecía ser parte de ese paisaje de las movilizaciones, muchos sentían que encontraban en estos

observadores una suerte de protección.

Con el transcurrir de los acontecimientos, vinieron los cuestionamientos por parte de los estudiantes. ¿Dónde están los informes de los detenidos? ¿Cuál es el trabajo que realizan en favor de los detenidos? ¿A que grupos de intereses obedecen los observadores? Muchos comenzaban a preguntarse por ese que hacer y a quien o quienes beneficiaban. Nadie podría negar la importancia de estos grupos de observadores, el tema sin lugar a duda es otro, donde está reflejado ese trabajo, donde están las denuncias por las detenciones, los secuestros y la represión. Se supone que toda organización de DD.HH debe ser transparente presentar su informe mensual y anual.

El personalismo y buscar un protagonismo usando de cierta forma, la lucha de los movimientos estudiantiles y sociales, son parte de esa realidad que me ha tocado conocer.

Una  mis motivaciones al volver a tomar una cámara, fue identificar y denunciar a policías infiltrados como el de la foto, en su momento hice entrega de un material fotográfico a observadores de DD.HH para que se investigara y se ejerciesen las acciones legales que correspondían. Nada de esto aconteció, por el contrario se me comenzó atacar y sin darme cuenta hacerme a un lado…

por mostrar estas fotos de funcionarios de la policía, que de haberse investigado hubiesen sido fácilmente identificados.

Las policías y la ANI supieron realizar un trabajo de infiltración y lograron dividir a los fotógrafos y sembrar las desconfianzas.

En su momento cientos de cámaras comenzaron a ser un peligro para las policías, lo que la prensa institucional no mostraba, salía en las redes sociales y el mundo se informaba.

 Los colegios en toma eran violentamente desalojados y gracias a los fotógrafos independientes, se pudo informar y de cierta forma evitar una represión aún más violenta.

                          El poder fotografiar a mi pueblo

                          Y su justa lucha por recuperar

                          Las tierras usurpadas por ese

                          Mismo Estado de chile que reprime           

                          A los estudiantes y los movimientos sociales.